Começam amanhã
No pretendas seguir la mítica ruta —falsa como Judas— de Hemingway. Solo vino nueve veces, en vida nunca se le hizo mucho caso y únicamente lo adoptamos cuando vimos negocio. En Casa Marceliano ahora hay oficinas municipales, cerradas durante las fiestas, y su célebre ajoarriero quedó extinguido. El restaurante Las Pocholas devino en chocolatería. El hotel Quintana fue cerrado y confiscado en 1936 (no, Hemingway nunca pasó los sanfermines en ese otro hotel que dicen las guías turísticas, donde se conserva su habitación supuestamente igual que cuando el premio Nobel NO se alojaba en ella). La barra del café Iruña donde el escritor está acodado en efigie de bronce ni siquiera existía en su época. Y no te tragues lo de Ava Gardner, nunca estuvo en Pamplona. La película Fiesta se rodó en México por ahorrar, no fue prohibida por el franquismo. Todas esas glamurosas leyendas las hemos creado —con mucho éxito comercial— para que vengan los guiris. O las inventan los propios guiris. James Michener, en su novela Hijos de Torremolinos, sitúa a los protagonistas al inicio de las fiestas de 1969 cumpliendo con “el entrañable ritual de los últimos años”, anudar un pañuelo al cuello de la estatua de Hemingway. El monumento se había inaugurado en... 1968.
Como se lê, nada que uma boa publicidade não resolva.
Espanha projecta receber este ano 68,5 milhões de turistas.
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